sábado, 7 de mayo de 2011

LUIS EDUARDO PAEZ GARCIA.- Fuego y pasión por la Historia

Luis Eduardo Páez García

Poeta, prosista y académico, nacido en Ocaña el 1º. De febrero de 1950.

Hijo de Luis Eduardo Páez Courvel y Margarita García Páez. Cursó estudios de primaria en el Colegio de Fátima y en el de San Luis Gonzaga; secundaria en el Colegio Nacional de José Eusebio Caro y en el Liceo de Los Alpes de Bogotá.

Ha ocupado cargos oficiales en la Contraloría General de la Nación, Contraloría de Cundinamarca y Empresa Municipal de Servicios Varios de Barrancabermeja. En 1987 se desempeñó como investigador histórico del Instituto Colombiano de Cultura. Ha sido también docente del Colegio de Educación Media Fátima (1996), Jefe de Redacción del periódico Rizoma (1996), miembro de Número, Secretario, Fiscal y Presidente de la Academia de Historia de Ocaña y Secretario Técnico del Consejo Municipal de Cultura de Ocaña en dos oportunidades. Se ha desempeñado como director de la Biblioteca Pública Municipal Luis Eduardo Páez Courvel en dos ocasiones: 1997-1998 y de junio de 2001 a mayo de 2004.

Ha colaborado con los periódicos Actualidad, Problemática Liberal, Rizoma, Ocaña Siete Días, Noti U, y Nuevo Meridiano, de Ocaña; diario La Opinión de Cúcuta, Vanguardia liberal de Bucaramanga; las revistas Hacaritama, de la Academia de Historia de Ocaña, Acrópolis, Nueva Revista Colombiana de Folclor, Nuestra Ingeniería, revista de la Cámara de Comercio de Ocaña y otras publicaciones regionales. Cofundador, junto con Alvaro O´Meara Quintero, del periódico Combate (1969) y fundador del boletín cultural de la Biblioteca Pública Municipal "Luis Eduardo Páez Courvel", El Renacimiento (1997). En la radio de Ocaña, ha colaborado con Radio Sonar, de Caracol y la U FM Estéreo, de la Universidad Francisco de Paula Santander.

Su poesía se inscribe en la temática social, aunque cultiva también los temas líricos tradicionales, como el amor, la muerte, la soledad, el paisaje nativo.

Es miembro de Número de la Academia de Historia de Ocaña; miembro correspondiente de la Academia de Historia de Norte de Santander; la Cámara de Comercio de Ocaña lo distinguió como Personaje del Año 2001, en la modalidad cultural. La Alcaldía del municipio de El Carmen lo distinguió con la Medalla al Mérito "Enrique Pardo Farelo", como reconocimiento a su labor cultural en pro de la cultura provincial.

Obras: Voces y silencios. Poesías (1974); Rafael Contreras Navarro y la historia musical ocañera (Lecturas de Música Colombiana, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, Bogotá, 1989); La creencia como factor de identidad cultural (1993); Historia de la Literatura Ocañera (revista Hacaritama), Guía Turística de Ocaña (1998), y una segunda edición corregida de la misma en 2002.

Entre sus obras inéditas se destacan: Ocaña: tradiciones, leyendas y costumbres de una provincia colombiana; Cantos hacaritamas y otros cantos (poemario); Ocaña, siglo XX; La mujer en la historia de Ocaña; Historia de la fotografía en Ocaña; Especies vegetales de Ocaña.


LUIS EDUARDO PÁEZ GARCÍA

LITERATURA OCAÑERA

SIGLOS XVIII A XXI (SÍNTESIS HISTÓRICA)

OCAÑA 2006

luisepaez@gmail.com


TABLA DE CONTENIDO - (Clic en cada capítulo para leer)

INTRODUCCION

1. LITERATURA OCAÑERA EN LA COLONIA

2. LA REPÚBLICA

2.1. JOSÉ EUSEBIO CARO
2.2. LAS TERTULIAS LITERARIAS
2.3. DANIEL CARDONA

3. LA HISTORIOGRAFÍA REGIONAL

3.1. EUSTOQUIO QUINTERO
3.2. ALEJO AMAYA
3.3. JUSTINIANO J. PÁEZ
3.4. MANUEL BENJAMÍN PACHECO AYCARDI
3.5. LUIS A. SÁNCHEZ RIZO

4. LOS FELIBRES

4.1.EUQUERIO AMAYA (ADOLFO MILANÉS)
4.2. SANTIAGO RIZO RODRIGUEZ (EDMUNDO VELÁSQUEZ)
4.3. ENRIQUE PARDO FARELO (LUIS TABLANCA)

5. LA GENERACIÓN DEL CENTRO DE HISTORIA

5.1. LUIS EDUARDO PÁEZ COURVEL
5.2. MANUEL ROCA CASTELLANOS
5.3. LUCIO PABÓN NÚÑEZ
5.4. CIRO ALFONSO OSORIO QUINTERO
5.5. MARCO A. CARVAJALINO CABALLERO
5.6. JORGE PACHECO QUINTERO
5.7. EMMANUEL CAÑARETE
5.8. MIGUEL ANGEL QUINTERO PACHECO
5.9. FELIPE ANTONIO MOLINA
5.10 CHELA GARCÍA NÚÑEZ

6. LA GENERACIÓN INTERMEDIA

6.1. AURELIO CARVAJALINO CABRALES
6.2. CIRO ALFONSO LOBO-SERNA
6.3. RAÚL PACHECO CEBALLOS
6.4. SAÚL CALLE ALVAREZ
6.5. EUCLIDES JAIME GONZÁLEZ

7. LITERATURA ACTUAL

7.1. JORGE MELÉNDEZ SÁNCHEZ
7.2. HÉCTOR ROMANO MARÚN
7.3. GUIDO ANTONIO PÉREZ ARÉVALO
7.4. GABRIEL ANGEL PÁEZ TÉLLEZ
7.5. LUIS EDUARDO PÁEZ GARCÍA
7.6. MARIO JAVIER PACHECO GARCÍA
7.7. OSWALDO CARVAJALINO DUQUE
7.8. WILSON ENRIQUE RAMÍREZ
7.9. ALFONSO LOBO AMAYA
7.10. JOSÉ ROPERO ALSINA
7.11. BEXY AMPARO MENDOZA
7.10. ALONSO MONTAGUTH NAVAS
7.11. FABIO ALONSO TORRADO
7.12. SONIA PICÓN
7.13. JORGE HUMBERTO SERNA PÁEZ

8. NUEVAS VOCES

8.1 ISABEL CRISTINA LLAÍN
8. 2. BENJAMÍN CASADIEGO
8. 3. JOSÉ ANTONIO AMAYA MARTÍNEZ
8.4 RAÚL AMAYA ALVAREZ
8.5 FÉLIX BAYONA L.
8.6 ALFREDO BARRIGA IBÁÑEZ
8.7 JOHNNY ARMANDO SÁNCHEZ
8.8 FELISA ESCOBAR CARVAJALINO DE DUQUE
8.9 MIGUEL MARIO PACHECO CEBALLOS
8.10 JOSÉ DE LA CRUZ VERGEL JAIMES
8.11 MONSEÑOR LEONEL PINEDA GUERRERO
8.14 MARÍA ARGÉNIDA GARCÍA
8.15 ALONSO OJEDA AWAD
8.16 MARÍA SUSANA AWAD DE OJEDA
8.17 MARINA QUINTERO QUINTERO
8.18 MYRIAM LEONOR TORRES PÉREZ
8.12 EDWIN LEONARDO AVENDAÑO GUEVARA
8.13 MARCIA BAYONA PÉREZ
8.19 YEBRAIL HADDAD LINERO

9. NUEVAS VOCES DE LA LITERATURA OCAÑERA

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


HISTORIA DE LA LITERATURA OCAÑERA.


INTRODUCCION

El presente Manual de Historia de la Literatura Ocañera, pretende apenas una aproximación a este vasto tema, cuyo tratamiento más completo hace parte de mi obra inédita Artistas y Escritores de la provincia de Ocaña, Siglos XVIII a XXI.

He querido, con esta edición abreviada, entregar a los docentes de la región de Ocaña y el Norte de Santander, una herramienta manejable a partir de la cual les será posible incorporar al área de Español y literatura, la temática local correspondiente, con el propósito de recuperar, al menos en parte, el desarrollo histórico que Ocaña ha tenido desde la Colonia, en materia literaria.

De cada período histórico, seleccioné los representantes más significativos entendiendo, por supuesto, que la reseña pudiera resultar incompleta. Sin embargo, al revisar la bibliografía que dio origen al trabajo inicial, el educador podrá remitirse fácilmente a los textos y colecciones de publicaciones periódicas, para ahondar en detalles biográficos y bibliográficos, a partir de los cuales le será fácil introducirse en la historia de nuestros autores regionales.

Aspiro a que este Manual cumpla con mi propósito original de recuperación de la memoria cultural y, con ello, proseguir en la búsqueda de la identidad que tanto se suele pregonar, rindiendo, de paso, un homenaje a los hombres y mujeres que tan alto han puesto el nombre de Ocaña en la historia nacional.

Obras: Voces y silencios. Poesías (1974); Rafael Contreras Navarro y la historia musical ocañera (Lecturas de Música Colombiana, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, Bogotá, 1989); La creencia como factor de identidad cultural (1993); Historia de la Literatura Ocañera (revista Hacaritama), Guía Turística de Ocaña (1998), y una segunda edición corregida de la misma en 2002.

Entre sus obras inéditas se destacan: Ocaña: tradiciones, leyendas y costumbres de una provincia colombiana; Cantos hacaritamas y otros cantos (poemario); Ocaña, siglo XX; La mujer en la historia de Ocaña; Historia de la fotografía en Ocaña; Especies vegetales de Ocaña.


1. LITERATURA OCAÑERA EN LA COLONIA

Poco conocemos acerca de nuestras primeras manifestaciones literarias, sin embargo, de acuerdo con los datos consignados por los cronistas e historiadores nativos, podemos realizar un acercamiento al tema, evaluando, grosso modo, las características temáticas y formales que revistieron las producciones durante la Colonia, y que son compartidas con otras ciudades de raigambre similar a la nuestra.

Ocaña fue fundada el 14 de diciembre de 1570 por el Capitán Francisco Fernández de Contreras. Su desarrollo inicial se produjo como puerto terrestre entre Pamplona y su área de influencia, la Costa norte y el centro del virreinato.

El primer personaje que aparece definido en la Historia de la Literatura Ocañera, es el sacerdote FÉLIX DEL REAL Y SOTO, nacido en la ciudad el 16 de abril de 1713 y fallecido en Santa Marta en 1785. Hacia 1742, se desempeñó como clérigo de menores y preceptor de gramática en Tenerife.

Los estudiosos de la literatura local lo han considerado como el "precursor" de los poetas ocañeros, debido a un acróstico suyo hecho en homenaje a don José Nicolás de Rosa, autor de la obra Floresta de Santa Marta. Este famoso "soneto" de Del Real y Soto, suele insertarse en las antologías como una curiosidad literaria.

Veamos el acróstico en cuestión:

Dónde se habrá de hallar más deleitoso
Jardín que el que tu ingenio ha cultivado
Odoríferas flores le has plantado,
Siendo en lo ameno fértil y vistoso:
En cada hoja encontrará el curioso
Fragancia tanta que le cause agrado,
De diferentes flores que has buscado,
Enriquecido le has muy cuidadoso.
Lo pusiste Floresta, porque arguya
A título de obra, y lo consiento
Reconociendo que de sus primores,
Otra razón no encuentro que ser tuya
Si la rosa eres tú, con fundamento
Arguyo que serán tus obras flores!

Corresponden también al período colonial, escritores tales como AGUSTÍN FRANCISCO DEL RINCÓN, nacido posiblemente a comienzos del siglo XVIII, y que aparece como cura rector de la parroquia de Ocaña en 1774. Nada conocemos hasta ahora de su actividad como sacerdote. De él sólo se conserva un escrito titulado Auténtica información sobre la formación, figura y milagros de Ntra. Sra. María Stma. Titulada de Torcoroma, que se venera en Ocaña desde el año 11

JOAQUÍN GÓMEZ FARELO. Nació en Ocaña a comienzos del siglo XVIII y murió el 3 de diciembre de 1812. Fue sacristán de los jesuitas en la iglesia de San Bartolomé, en Santafé. En 1758 viajó a Santa Marta donde se ordenó como sacerdote; fue sacristán de la catedral de Ocaña y luego cura en Chiriguaná. A su regreso a Ocaña, ocupó la rectoría de la Escuela de Cristo Sacramentado y fue también Limosnero Mayor de Nuestra Señora de Torcoroma.

Durante la revolución de los Comuneros, en 1781, Gómez Farelo actuó como dirigente de la revuelta en Ocaña, como atestigua la nota oficial que el gobernador de Santa Marta, Antonio de Narváez y la Torre envía al Obispo Francisco Navarro de Acevedo, uno de cuyos apartes dice: "El subtente. Don Apolinar de Torres, destinado con algunas tropas para contener y escarmentar las inquietudes de estas provincias, me dice que en las que se habían maquinado en la ciudad de Ocaña (en que se ahora se halla) de bastante gravedad se le asegura por personas fidedignas, e imparciales, que están complicados algunos eclesiásticos de que me nombra a Don Joaquín Gómez Farelo que entonces se encontraba allí, a Dn. Simón Tadeo Pacheco, a D. Miguel Antonio Copete, y a D. Manuel Domingo del Real..." (A.H.N. Fondo Milicias y Marina, T. 117, fls. 878 a 902).

Joaquín Gómez Farelo fue autor de la Reseña histórica de la aparición de Nuestra de Señora de la Concepción en el monte Torcoroma en Ocaña. El manuscrito original del documento, data de 1788; se publicó en la Imprenta Real, editándose una segunda entrega en Ocaña, en 1881, en la Imprenta de José A. Jácome.

Las dos obras anteriormente mencionadas, fueron realizadas a manera de reseña, de información histórica sobre la aparición de la Virgen de Torcoroma (que tuvo lugar en 1711), incluyendo testimonios sobre la ocurrencia de milagros, y opiniones de autoridades civiles y eclesiásticas sobre el caso.

A manera de información, mencionemos también durante la época colonial, a JOSÉ MIGUEL DE IBÁÑEZ ARIAS (Ocaña, 1792 - Tocaima, 1873), tío materno de José Eusebio Caro, quien dejara algunos escritos sobre medicina.

Como manifestaciones de la poesía popular, bien vale la pena insertar en este capítulo algunos ejemplos recogidos por don Eustoquio Quintero, aparecidos en el periódico Anunciador, a comienzos del siglo XX:

San Pedro saca tu daga
Si te vuelven a cobrar,
Tate quieto Malariaga
Diezmero de Salazar,
Que en la cueva se han de estar
Los mulatos de Oroque
Esperando el otro toque
Para darle allí otra carga,
La carrera será larga
Al que a San Pedro provoque.

Francisco Picón. Siglo XVIII

Los versos anteriores hacen referencia a un pleito por cobro de diezmos en Cáchira y San Pedro (hoy Villacaro), ordenado por el Mayordomo de fábrica Pedro Maldonado a Francisco Picón, siendo cura de Ocaña Miguel Antonio de Aro (1763).

Las siguientes composiciones, también de la Colonia, y de autores anónimos, se refieren, la primera a las expresiones jocosas e irónicas que los blancos de Buenavista coreaban en sus fiestas patronales cuando llegaba el cura doctrinero con los indígenas; la segunda, una inscripción que existía en el templo de la misma población:

Aquí llegaron los Niguas
Los Saguás y Tequeteques,
Detrás vendrá su familia
Los armadillos y ñeques.

La campana y el atril
Que en esta iglesia tenéis,
Son del año de mil
Setecientos treinta y seis.



2. LA REPÚBLICA

Durante el proceso de Independencia no encontramos exponentes de las letras ocañeras que tengan que ver directamente con el desarrollo cultural de la ciudad. Sólo hasta 1851, con la llegada de la imprenta, podemos hablar de un inicio de nuestra tradición literaria, pues fue, justamente, a partir de la publicación del primer periódico, La Estrella (impresor, Samuel Nieto, 1851), que comienza una serie ininterrumpida de publicaciones periódicas, libros y folletos, y la formación de las primeras tertulias literarias.

El período gubernamental de José Hilario López (1849-1853), tuvo para Colombia un gran significado, toda vez que propició la ruptura definitiva con el orden colonial precedente que la aristocracia criolla había mantenido intacto. Ocaña se organiza como Provincia (29 de mayo de 1849), queda abolida la esclavitud (1851), siendo gobernador provincial el doctor Agustín Núñez. El 14 de noviembre de 1853 "los diputados de la legislatura provincial de Ocaña reunidos en Cámara..." expiden la Constitución Municipal de la Provincia de Ocaña.

Desde el punto de vista literario, Colombia se sumerge en el Romanticismo que, iniciándose en Europa, llega a nuestro país a través de los autores argentinos, mejicanos y peruanos, en dos oleadas que comprenden, según los investigadores, de 1830 a 1860 y de 1860 a 1880.

Se caracteriza este período por la búsqueda incesante de la identidad nacional, por la consolidación de un Estado autónomo, donde la vida institucional y la cultura fueran completamente independientes del influjo español. Época de rebeliones contra el pasado opresor, de individualismo y de rupturas estéticas; de incorporación a la literatura de elementos populares, naturalistas y espirituales.

Nacionalmente, corresponden a esta época figuras como las de José Eusebio Caro, Manuel Ancízar, Medardo Rivas, José Manuel Marroquín, José Cordovez Moure, Jorge Isaacs, Julio Arboleda, Rafael Pombo, Diego Fallón, Epifanio Mejía y otros.

2.1. JOSÉ ESUEBIO CARO

Poeta, periodista y político nacido en Ocaña el 5 de marzo de 1817 y fallecido en Santa Marta el 28 de enero de 1853.

Fue hijo de Antonio José Caro y María Nicolasa Ibáñez. Durante su juventud desempeñó varios cargos públicos y participó como militar en las contiendas civiles, entre 1840 y 1842, bajo las órdenes del ejército legitimista.

José Eusebio y su familia salen de Ocaña en 1818, radicándose en Santafé. Allí se dedica a estudiar y luego a trabajar en un cargo menor de la Dirección de Crédito Público. Una vez que estalla la guerra civil, se une a las tropas del general Pedro Alcántara Herrán, regresando a su tierra natal el 20 de enero de 1841. Luego, el 11 de agosto, después de haber servido como agente del gobierno para lograr la paz con el jefe de los revolucionarios, Lorenzo Hernández, regresa nuevamente a Ocaña donde permanece durante cinco meses. En su "Diario", Caro narra los acontecimientos y detalles de su estancia en La Cruz (hoy Abrego) y Ocaña, donde se alojó en casa de su tío político, Manuel María Trigos, quien era dueño de la antigua casona de El Molino. Don Manuel María estaba casado con la tía de José Eusebio, doña Carmen Ibáñez, cuya residencia quedaba cerca de la Plazuela de San Francisco. Para esta época, Caro ya es un poeta conocido en Santafé; sus primeros versos los publica en el periódico La Estrella Nacional (1836); hacia 1845 sus poemas son reconocidos nacionalmente. En 1849 redacta, junto con Mariano Ospina Rodríguez, la primera declaración del Partido Conservador.

Durante su vida, Caro no publicó ningún libro. Sólo hasta 1857, ya fallecido, aparece su primera selección de versos.

José Eusebio Caro casó en Santafé con doña Blasina Tovar, el 3 de febrero de 1843.

José Eusebio está reconocido como uno de los poetas románticos más representativos de Hispanoamérica.

El Romanticismo se inscribe en la categoría de lo "romántico", de lo "afectivo", como reacción del sentimiento frente a los seres, los acontecimientos y las cosas, lo cual implica la exaltación de lo emocional, lo legendario, lo evocador, lo novelesco y lo misterioso. La escuela romántica, propiamente dicha, hace alusión a una forma especial del lenguaje y de la creación estético-literaria que no se ajusta a las normas clásicas de la retórica y la poética grecolatinas.

Todos estos elementos se conjugan en la obra poética de José Eusebio Caro, sobre quien escribieron completos ensayos y apreciaciones críticas, sus contemporáneos. Tres etapas señala Miguel Antonio Caro, en la producción de su padre: "En la primera de ellas predomina la imaginación; la segunda se distingue por el sentimiento; en la tercera habla la razón". De acuerdo con esto, José Eusebio Caro va aumentando el nivel de trascendencia en cada una de las etapas anotadas. Autores críticos, y a la vez poetas, como Jaime García Maffla, han generalizado el Romanticismo, afirmando que se caracterizaba por "la hostilidad al mundo, al padecimiento como constante de vida y la imposibilidad de la comunicación humana". Ciertamente, Caro demuestra tales características, al igual que lo hará buena parte de los poetas ocañeros durante el siglo XIX y XX.

Veamos lo que José Eusebio Caro entendía por poesía: "Desterrada la ficción, quedaría la verdadera, la poesía de los sentimientos y de la historia; quedarían las glorias de la virtud y las armonías de la naturaleza. Esas glorias y armonías nunca faltarían, ni en el corazón que las sintiese, ni en una voz que las cantase. La poesía así quedaría reducida a su elemento esencial, que es la poesía lírica, la oda. La poesía es el canto del hombre y nada más. En ese canto hay dos cosas: la voz y el sentimiento; las dos cosas juntas son la poesía. La voz sin el sentimiento expresado, es sólo música; el sentimiento sin la voz, es sólo pasión.

A manera de ejemplo, veamos el siguiente poema:

DESALIENTO

Acabaron mis sueños de gloria,
Acabaron mis sueños de amor,
Resta sólo su triste memoria,
Y mi mente perdió su esplendor.

Al salir de mi tímida infancia
A encontrar mi primer juventud,
¡Cuál corría con tierna ignorancia
¡A embriagarme de amor y virtud!

¡Y ese amor que buscaba es mentira!
¡La virtud una amarga irrisión!
¡Los suspiros que daba mi lira!
¡No movieron ningún corazón!

Dulces sueños de amor y de gloria
Si es posible olvidar cuanto fue,
¡Ah! ¡cerrad de mi vida la historia
Cual se abrió, con virtud y con fe!
(Enero 20 de 1840)

2.2. LAS TERTULIAS LITERARIAS

Con el nombre de centros, grupos o tertulias literarias, conocemos en la historia nacional a aquellas sociedades que se formaron desde la época próxima a la Independencia, con el fin de intercambiar experiencias políticas e intelectuales y, a la vez, departir amenamente las bondades de la elite social, muy afecta a las artes, las letras y la bohemia. Bajo estos mismos presupuestos, que se generalizaron en varias ciudades del país, se crearon en Ocaña grupos similares que aún hoy en día, tienden a manifestarse.

La primera tertulia literaria ocañera de que tengamos noticia, se formó el 4 de marzo de 1860. Entre sus integrantes, se contaba el educador y escritor Lubín Lobo Barbosa, el poeta y periodista José Domingo Jácome Monroy, el médico y filántropo Margario Quintero Jácome, el historiador Eustoquio Quintero, Alcibíades Lemus y el poeta Daniel Cardona. El grupo se denominó Liceo de Hacarí. Su actividad intelectual y cívica se reflejó en artículos y poemas publicados en los periódicos Hacarí (1856), Revista Mercantil (1895), La Voz de Ocaña (1884), La Nueva Era (1886), y otros.

En agosto de 1896 aparece la Sociedad del Propio Esfuerzo, a la cual pertenecieron, el historiador Justiniano J. Páez, Delfín Jácome, Manuel B. Pacheco, Justiniano Quintero, Obdulio J. Rivera y la poetisa Elisa A. Barrera Madariaga. Su órgano informativo fue el periódico El Horizonte.

Durante las últimas décadas del siglo XIX se producen los primeros intentos historiográficos de la región de Ocaña, con los trabajos de Eustoquio Quintero, quien fue el primer recopilador de la tradición oral (leyendas de Leonelda Hernández, El alto del Vicario), y, luego, a comienzos del siglo XX, con los escritos de Guillermo Quintero Calderón, Alejo Amaya, Justiniano J. Páez, Manuel B. Pacheco Aycardi y Luis A. Sánchez Rizo

2.3. DANIEL CARDONA (o Daniel Álvarez Cardona)

Poeta. Nació en Ocaña el 11 de marzo de 1834 y falleció en Agua de Dios el 10 de febrero de 1867.

Perteneció al grupo literario Liceo de Hacarí. Sus primeros versos aparecieron en el periódico Hacarí (1856) y en otras publicaciones de la época.

La poesía de Cardona prácticamente inaugura la producción lírica de Ocaña, en cuanto se refiere al manejo estético y dedicación exclusiva, según los cánones de entonces. Su obra poética es, en su conjunto, melancólica, triste; refleja la tragedia interior del autor, quien falleció víctima de lepra.

Entre sus poesías destacamos: Recuerdos tristes (1852), Ella (1856), Ni una flor (1857), La majestad de la noche, A José Domingo, A la señora Ana Castillo de Roca (1857).

RECUERDOS TRISTES

Pasaron veloces mis horas de gloria,
Volaron fugaces mis sueños de amor,
Y tristes recuerdos tan solo dejaron
Que crueles avivan mi agudo dolor.

Con dulces placeres la bella inocencia
En mi tierna infancia mi pecho halagó,
Y la dulce mano de mi tierna madre
De inocentes flores mi sien coronó.

Mas ¡ay! Ya pasaron tan dulces momentos,
Veloces huyeron, jamás volverán:
Mi suerte infelice sólo me ha dejado
Los tristes recuerdos y el duro penar.

Ya nada en el mundo mi pecho ambiciona;
Tan solo deseo gemir y llorar;
Y solo la tumba su asilo me ofrece,
En donde tranquilo podré descansar.
La Cruz (1852) (NOTTA).

hay un espacio hasta la continuación de los escritos.........Continuar leyendo..........

4. LOS FELIBRES

Culminada la denominada Guerra de los Mil Días, retorna la calma a la provincia de Ocaña y con ella se reinicia la actividad cultural. Aparece, entonces, en el panorama de las letras, el grupo literario integrado por Euquerio Amaya, Diego Jácome, Joaquín Roca Niz, Víctor Manuel Paba, Enrique Pardo Farelo, Santiago Rizo Rodríguez y el sacerdote-poeta Alfredo Sánchez Fajardo. De tal núcleo, conformado por poetas, periodistas e intelectuales, en general, nacerían Los Felibres, consolidados hacia 1904 con la aparición del periódico Espigas. Este centro de cultura regional se vería reforzado también con la presencia del poeta Jesús Emilio Ceballos y el intelectual venezolano Gonzalo Carnevalli. El nombre de Felibres fue tomado del movimiento provenzal aparecido a mediados del siglo XIX, cuyas características modernistas y regionalistas adoptaron Euquerio Amaya, Santiago Rizo Rodríguez y Enrique Pardo Farelo, conocidos en el mundo de las letras con los pseudónimos de Adolfo Milanés, Edmundo Velásquez y Luis Tablanca, respectivamente. En Bogotá, la revista Trofeos, dirigida por Cornelio Hispano, da cabida a los versos de estos tres exponentes de nuestras letras.

Su ideología liberal y sentido de ruptura frente a la sociedad que les tocó en suerte, desata sobre Los felibres la persecución o la indiferencia de sus contemporáneos. Sólo hasta la aparición del Centro de Historia, en 1935, comienza prácticamente a reconocerse el valor literario de este movimiento regional que marcó un hito en la historia regional.

4.1. EUQUERIO AMAYA (Adolfo Milanés)

Poeta, cronista y periodista, nacido en Ocaña en 1882 y fallecido en la misma ciudad el 22 de febrero de 1931.

Cursó estudios en el colegio de la Presentación, iniciándose allí como poeta. Muy pocos aspectos se conocen de su juventud. Como liberal, fue partidario de la revolución de 1899. En 1904 fundó, junto con Velásquez y Tablanca, el periódico literario Espigas y, más tarde, Ideas (1915), de índole política.

En 1930 publicó su primer libro de poesías, titulado Curvas y rectas, editado en Bogotá. Después de su trágico fallecimiento, se dio a la luz pública una compilación de sus prosas: Ocaña por dentro (1932).

La poemática de Milanés recibió el influjo de Julio Flórez y del español García Lorca y, naturalmente, de los simbolistas franceses, sin desconocer la huella romántica y regionalista de los bardos provenzales. Su temática tiene que ver con el paisaje nativo, las vivencias familiares y conceptos trascendentes que, como la muerte, tiñen de tristeza su obra. Su prosa es ágil, saturada de fina ironía y cierto humorismo que se mezcla a veces con el apunte político.

Regionalmente, consideramos a Adolfo Milanés como el exponente más puro de nuestra identidad comarcana, en lo que tiene que ver con la expresión poética.

Apreciemos en la siguiente composición, la profundidad y espontaneidad de sus versos:

LIED

Los hombres nos vamos
Y las cosas quedan;
Queda lo insensible,
Queda la materia.

Y se esfuma la célula activa
Que piensa;
Y se desbarata el cordaje divino
Que vibra y que sueña;
Y desaparece la lengua que canta
Y el ojo que vela.

Los hombres se van y no vuelven nunca
Mas las cosas quedan...
Los hombres vivimos unos pocos soles
Y siglos y siglos perduran las piedras.
¡Señor!
¿Por qué viven menos las cosas que viven
y por qué más viven las cosas ya muertas?
Linda mujercita
Que el ámbito oscuro de mi vida alegras,
Dame pronto el licor que del labio
Es miel que se acendra,
Porque yo me voy, me voy y no vuelvo,
Y las cosas quedan.

4.2 SANTIAGO RIZO RODRÍGUEZ (Edmundo Velásquez)
Poeta y prosista. Nació en Nueva York el 22 de mayo de 1881 y falleció en San José de Costa Rica el 11 de diciembre de 1954.

Al igual que sus compañeros de grupo, Milanés y Tablanca, se inició tempranamente en las letras. "La incomprensión de un medio cerrado y hostil, pacato, pendenciero y áspero, prende amapolas de orgullo en su pecho de juglar aventurero y comienza la vendimia poética entre arrestos periodísticos de crítica regional, cuando su corazón comienza a madurar su cuarto lustro de existencia, con la publicación de La Pulga... En el mes de julio de 1899...". Ciertamente, debieron ser bastante duras las jornadas de iniciación de Los Felibres, en una Ocaña intolerante políticamente que obligó a estos bardos a refugiarse tras de seudónimos para poder combatir la mediocridad y ejercer la crítica sin correr los riesgos que implicaba tal actividad en uno de los períodos más conflictivos de la historia nacional, como lo fue la etapa de preguerra y postguerra de los Mil Días.

Con relación a Rizo Rodríguez, nos dice el poeta Eligio Alvarez Niño: "La oscurantez intransigente de sus glosadores ripiosos y pigmeos, le obligó a adoptar un pseudónimo: primero el de Edmundo Llano Velásquez, y después, el de Edmundo Velásquez, llanamente, el cual conservó hasta último momento".

En 1913, el poeta publicó en Madrid su obra Psiquis, de la cual extraemos la siguiente muestra:

COSAS DE LA PARROQUIA

Sólo por ti, mi amada, me resigno
Al vivir de esta vida provinciana,
Soportando el prejuicio asaz maligno
Del gamonal, del cura y de mi hermana.
Si al toque de oración no me persigno,
Si no me postro al son de la campana,
El sacristán murmura: "¡Mozo indigno!"
Y la beata vecina: "¡Alma pagana!"
Por mejorar de suerte no hago empeño;
Y en las horas de hastío, con mi ensueño,
Me escudo de la chusma comarcana.
Y me resigno a la monotonía
De esta prosaica vida provinciana
Sólo por ti, mi buena amada mía.

4.3. ENRIQUE PARDO FARELO (Luis Tablanca)

Cuentista, novelista y poeta nacido en El Carmen el 11 de diciembre de 1883 y fallecido allí mismo el 1º. De junio de 1965.

Se radicó en Ocaña, donde se desempeñó como empleado de la casa comercial Jácome Niz; en esta ciudad frecuentó los círculos literarios de la época, relacionándose con Milanés y Velásquez, con quienes formaría luego el grupo de Los Felibres. Colaboró con la prensa ocañera y la revista bogotana Trofeos. En 1910 viajó a Bogotá, ocupando un cargo en los Ferrocarriles Nacionales. En la capital de la República colaboró con El Tiempo, El Espectador, Cromos y El Gráfico. En 1930 se desplazó a Cúcuta donde ocupó durante breve lapso la Secretaría de Hacienda del Norte de Santander.

De los tres felibres, Tablanca es quien cuenta con mayor producción literaria, abarcando la crónica periodística, el cuento, la novela y la poesía.

Obras: Cuentos sencillos (Madrid, 1909); Cuentos fugaces (España, 1917); La flor de los años (Bogotá, 1918); Tierra encantada, novela (1926); Una derrota sin batalla, novela (Bucaramanga, 1935).

Sobre Luis Tablanca, opina así el crítico Ciro Alfonso Lobo-Serna: "Tierra encantada es una novela breve que, si no desarrolla todos los cánones del costumbrismo, pues que se queda apenas en lo que algunos llaman realismo local , interpreta muy bien la psicología popular de un pueblo que, hasta hace pocos años, estuvo bastante unido al ancestro colonial genuinamente español". Y sobre la novela Una derrota sin batalla, el escritor e investigador literario, Fernando Ayala Poveda, señala: "Con Una derrota sin batalla (1935) se revela el perfil político de los años treinta y, en sí, de la dirección de los partidos, de sus pugnas y sus muertes. Diego Castrillón Arboleda y Luis Tablanca dejan un testimonio ya hoy en día suficientemente trabajado sobre los zafarranchos entre los dirigentes...

"Luis Tablanca se aproxima a la estética y al mundo novelado con relativa fortuna. Por lo menos ya juega con el personaje, la técnica literaria y la acción. Su diferencia con Castrillón Arboleda reside en que el primero expone la lucha partidista entre el contexto del poder y el segundo las razas en su búsqueda de supremacía" (Ayala Poveda, Manuel. Manual de literatura colombiana, 5ª. Edición, Bogotá, 1992, p. 282).

En cuanto a la producción poética, Tablanca guarda el mismo sentimiento de tristeza que caracteriza a sus compañeros de grupo; veamos una de sus composiciones:

FUTURO

Alguna noche triste del oscuro mañana,
Cuando la tierra pida la tierra de mis huesos,
En un sepulcro angosto, bajo los verdes sauces
Me dormiré. La luna desde los altos cielos
Será mi compañera en las heladas noches,
La luna, esa doliente lámpara de los muertos.

Entonces los desdenes con que me heriste ciego
Te buscarán, ¡Oh amada de suaves ojos negros!
Vagarás dolorida, sentirás mi nostalgia,
Y en la palabra dulce que pidieron mis versos,
La frase compasiva que no nació, tornada
En víbora implacable se agitará en tu seno;
Te seguirá sin tregua, como furias del Orco,
Las caricias guardadas; los no encendidos besos
Serán hiel en tu boca; contemplarás la vida
Como la arena estéril del solitario yermo...
¡No valdrá que me inquieras bajo los verdes sauces

Como vimos al hablar de las tertulias literarias, nuestra historiografía nace a finales del siglo XIX y comienzos del XX; desde un ángulo diferente, podríamos también considerar como documentos históricos importantes, las obras de Agustín Francisco del Rincón y Joaquín Gómez Farelo. Pero para los propósitos específicos de este trabajo, los primeros intentos historiográficos se producen en órganos periodísticos, como La Nueva Era, la Revista Mercantil y La Voz de Ocaña, de finales del siglo pasado.

Sólo a comienzos del siglo XX aparecen folletos y obras extensas de carácter histórico, como los Apuntes históricos de la antigua Provincia de Ocaña, del general Guillermo Quintero Calderón (1905); Los Genitores, noticias históricas de la ciudad de Ocaña, de Alejo Amaya (1915); Noticias históricas de la ciudad y provincia de Ocaña, desde 1810 hasta la guerra de tres años, de Justiniano J. Páez; Monografía eclesiástica de la parroquia de Ocaña, de Monseñor Manuel Benjamín Pacheco Aycardi (1934), y la Monografía de Ocaña, de Luis A. Sánchez Rizo (1936).

Todas estas obras acuden a la tradición oral, a testimonios directos de protagonistas o personas vinculadas de alguna forma con los hechos históricos, a los archivos notariales, eclesiásticos o de familias emparentadas con próceres o héroes locales. Gran valor tienen estos trabajos, puesto que logran rescatar buena parte del patrimonio documental, parte del cual hoy ha desaparecido.

3.1. EUSTOQUIO QUINTERO

Poeta e historiador nacido en Buenavista a mediados del siglo XIX y fallecido en 1912.

Hábil investigador y ameno relator, contribuyó con sus crónicas y relatos legendarios a rescatar parte de la tradición oral ocañera y la historia local. En 1910 publica una serie de versos titulados Romances, dedicados a la Virgen de Torcoroma, que aún suelen cantar las gentes.

Colaboró con periódicos como La Nueva Era, La Voz de Ocaña, Revista Mercantil y El Anunciador, donde dio a conocer las primeras versiones de El Alto del Vicario y El Cerro de la Horca.

3.2.ALEJO AMAYA

Historiador y médico. Nació en Convención en 1869 y falleció en Bogotá el 21 de julio de 1911.

Hizo sus estudios secundarios en el Colegio Mayor del Rosario, ingresando luego a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, donde obtuvo su doctorado en 1894. Se vinculó a las tropas del general Rafael Uribe Uribe como Jefe de Ambulancias, durante la guerra de los Mil Días.

De su actividad como escritor, en el campo de la medicina, quedó su tesis de grado titulada Contribución al estudio del delirio no vesánico (1894). Pero la obra que lo destaca como investigador de la historia regional, es la titulada Los Genitores, noticias históricas de la ciudad de Ocaña (1915).

En 1918, la Tipografía Central de Ocaña publica su novela Violetas blancas, de índole romántica.

3.3 JUSTINIANO J. PÁEZ

Historiador, educador y periodista. Nació en Ocaña el 5 de septiembre de 1866 y falleció en la misma ciudad el 16 de junio de 1954.

Hizo sus primeras letras en la escuela de José H. Carvajalino (1874) y en la de Pedro León Solano, localizada ésta última en el antiguo claustro de San Francisco. Posteriormente cursó estudios secundarios en el seminario de Santa Marta.

Ocupó diferentes cargos en la rama judicial y en la prefectura de Ocaña, de la cual se encargó en varias oportunidades. Fue Prefecto Civil y Militar de la Provincia del Sur del Magdalena (1902), concejal, alcalde de Ocaña y elector en la Asamblea Electoral reunida en Abrego en 1894.

En 1935 participó como cofundador del Centro (hoy Academia) de Historia de Ocaña. Perteneció a diferentes organismos académicos de Santander, Norte de Santander, Atlántico y el Magdalena; la Academia Colombiana de Historia lo distinguió como Miembro Correspondiente en 1950.

En 1896 firmó, junto con otros intelectuales, la Sociedad del Propio Esfuerzo, cuyo órgano de difusión fue el periódico El Horizonte.

Su obra histórica más importante fue Noticias históricas de la ciudad y provincia de Ocaña, desde 1810 hasta la guerra de los tres años, publicada en 1924: otros escritos suyos son: Geografía especial de la Provincia de Ocaña y Monografía de Ocaña. Buena parte de sus artículos históricos y sobre lingüística se hayan consignados en la revista Hacaritama.

3.4 MANUEL BENJAMÍN PACHECO AYCARDI

Sacerdote e historiador. Nació en Ocaña el 26 de marzo de 1881 y falleció en Santa Marta el 10 de noviembre de 1962.

Cursó estudios de primaria en Ocaña y de secundaria en el Seminario Conciliar de Santa Marta, donde culminó su formación eclesiástica.

Desempeñó diferentes cargos en la Diócesis de Santa Marta y en Ocaña. El Papa Pío XII le confirió la dignidad de Prelado Doméstico.

Como historiador, se destaca por su obra Monografía eclesiástica de la Parroquia de Ocaña, publicada en 1934.

3.5 LUIS A. SÁNCHEZ RIZO

Historiador y periodista. Nació en Río de Oro (Cesar), el 30 de septiembre de 1894 y falleció en Ocaña el 27 de diciembre de 1969.

Cursó estudios en el Colegio de José Eusebio caro. Desde muy joven se vinculó a la labor periodística. Fue director de Renovación (1930) y de la revista Hacaritama, de la Academia de Historia de Ocaña.

En 1935 se hizo miembro del Centro de Historia de Ocaña, convirtiéndose en uno de sus pilares fundamentales.

Fue un investigador acucioso y serio, destacándose también por su profundo humanismo.

Su obra fundamental es la Monografía de Ocaña (1936); destacamos sus investigaciones sobre Guillermo Quintero Calderón, así como las reseñas históricas tituladas Historia de Ocaña a través de los días y los años, que se publicaban en la revista hacaritama.



5. LA GENERACIÓN DEL CENTRO DE HISTORIA

Teniendo como antecedentes las tertulias del siglo XIX, el grupo de Los Felibres, y bajo la tutela intelectual de veteranos como el académico Belisario Matos Hurtado, Justiniano J. Páez, Manuel María de la Rosa y César Paba, se fundó el CENTRO (hoy Academia ) DE HISTORIA DE OCAÑA, el 13 de mayo de 1935, con el objeto de investigar y preservar el patrimonio histórico de la región, e impulsar y divulgar las artes y las letras. Fueron fundadores de esta institución, junto con los anteriormente mencionados, Luis Eduardo Páez Courvel, Jorge Pacheco Quintero, Emilio A. García Carvajalino, Luis Felipe Molina y Marco A. Carvajalino Caballero. Como órgano de la entidad, comenzó a circular, en ese mismo año, la revista Hacaritama que a la fecha llega ya a su edición No.266.

En los años subsiguientes a la creación del Centro (elevado a categoría de Academia por Ley 76 de 1968), se vincularon como miembros, Luis A. Sánchez Rizo, Pedro Antonio Sánchez, Alejo Amaya Villamil, Antonio Courvel Núñez, Santiago Rizo Lobo, Rubén Sánchez N., Francisco C. Angarita, Astolfo Castilla Jácome, Emmanuel Cañarete, Leonardo Molina Lemus, Ciro A. Osorio Quintero, Lucio Pabón Núñez, José María Peláez Salcedo, Juan Manuel Pacheco S.J., Juan Sarmiento Herrera, Manuel Roca Castellanos y muchos otros importantes exponentes de las letras regionales.

La actividad del Centro de Historia y el prestigio de la revista Hacaritama, lograron que el grupo fuera reconocido nacionalmente e, incluso, en el exterior. Las relaciones con académicos, poetas y ensayistas de todo el país, enriquecieron los contenidos de la revista y abrieron espacios que permitieron el posicionamiento de Ocaña como capital intelectual del Norte de Santander.

En historia, son destacables las investigaciones de Páez Courvel, Sánchez Rizo, Juan Sarmiento Herrera y el jesuita Juan Manuel Pacheco Ceballos, así como las realizadas por los sacerdotes Manuel Benjamín Pacheco Aycardi y Antonio Courvel Núñez<; en poesía, Marco A. Carvajalino, Emmanuel Cañarete, Ana Valier y Jorge Pacheco Quintero; en el ensayo sobresalieron Manuel Roca Castellanos y Lucio Pabón Núñez; la narrativa se enriqueció con las obras de José María Peláez Salcedo, Felipe Antonio Molina y, más tarde, Chela García Núñez; la crónica tuvo como adalid a Ciro A. Osorio Quintero. Se abordaron todos los campos de la literatura, el arte y la crítica.

Sin duda alguna, la generación del Centro de Historia se constituye en el grupo de mayor importancia cultural de la región de Ocaña y el Norte de Santander.

5.1. LUIS EDUARDO PÁEZ COURVEL

Historiador, ensayista, poeta, periodista, crítico y académico.

Nació en Ocaña el 30 de junio de 1906 y falleció en Cúcuta el 20 de junio de 1950. Hijo del historiador Justiniano J. Páez y Ana Dolores Courvel Serrano. Hizo sus estudios primarios en el Colegio de la Presentación, bachillerato en el Colegio de José Eusebio Caro y en el de San Bartolomé, de Bogotá (1927). Adelantó estudios superiores en la facultad de Derecho de la Universidad Nacional.

En 1924 produjo sus primeros poemas y ganó un concurso realizado en el Colegio Caro, con el tríptico La tempestad, siendo jurados del certamen, Adolfo Milanés y el padre Ignacio María Egaña, S.J. Desde 1922 se vincula al periodismo ocañero. En 1935 participa en la fundación del Centro de Historia de Ocaña. En ese mismo año, publicó la Interpretación estética y lírica de Adolfo Milanés, ensayo con el cual se dio a conocer nacionalmente como escritor.

Entre 1941 y 1950, Páez Courvel ocupó diversas posiciones como juez, rector del Colegio de José Eusebio Caro, vicerrector del Colegio Santander de Bucaramanga, concejal, diputado y Representante a la Cámara y, finalmente, Secretario de Hacienda del Norte de Santander.

Cultivó la poesía durante un corto tiempo, para dedicarse luego al ensayo literario y a la crítica artística; más tarde, se consagró como investigador histórico, campo en el cual se le reconoció nacional e internacionalmente.

Perteneció a diferentes organismos académicos nacionales, entre ellos, la Academia Colombiana de Historia.

Los críticos han considerado a Páez Courvel como uno de los mejores exponentes de la literatura nortesantandereana, dada la calidad en la estructura literaria y el manejo elegante del idioma castellano. El Ministerio de Educación Nacional, para honrar su memoria, fundó en 1952, la Biblioteca Pública de Ocaña, que lleva su nombre.

Obras: Historia de las medidas agrarias antiguas (1940); La fundación de Ocaña (1940); Estudios históricos sobre Pamplona y Ocaña (1950); Precursores, mártires y próceres santandereanos de la Independencia (1951); Ensayos críticos, volúmenes I y II; Biografía del doctor Alejo Amaya (1952); Interpretación estética y lírica de Adolfo Milanés, y otros estudios publicados en la revista Hacaritama y la prensa regional y nacional.

Una de las muestras más típicas de su brillante prosa, es el fragmento que transcribimos a continuación, correspondiente al estudio crítico sobre Milanés y su obra:

"Calles de mi tierra, trazadas por la geometría de la emboscada, prestas a la asechanza, recogidas en el silencio, abrazadas a los caminos, en perpetua vigilia; calles de mi tierra, tatuadas en su piel centenaria, fino guadamacil adobado al fuego de las pendencias, con historias fabulosas, iluminadas por la tragedia; por aquel rincón amable, discretamente cordobés, fulgió el revuelo de las espadas por los embelesos de doña Beatriz, la más bella rapaza de los contornos; por aquella calleja, aciaga y melancólica, pasó el torbellino de Los Colorados, con don Jácome el Caudillo, sobre caballos desbocados, fragmento vivo de un friso legendario, y por allá lejos, en los huertos de geranios, donde se anuncian los campos con fecundos olores de establo, pasan ráfagas de lamentos, que se desgarran en el silencio, mientras los búhos doctorales trazan parábolas litúrgicas sobre las copas de los barbatuscos.

"Calles de mi tierra vestidas para Navidad, con festones virginales, por donde el poeta de Ilva caminó largos años con aquella sonrisa triste que le cubría la cara como una cortina de agua; calles de amplios aleros y ventanas afables por donde se escurría el amor, como un diablillo alado, en su eterna conquista de corazones; calles de viernes santo ataviadas de luto, solemnes y monjiles, que se arrodillaban ante el sepulcro de sándalo y se empinaban, azoradas e ingenuas, a presenciar el milagro de la Resurrección; calles de pascua, llenas de luz, de perfumes, de locura, que se embriagaban con el vino de las estrellas y amanecían lívidas, estilizadas, con la fatiga de la vigilia en las ojeras de la violencia.

Por esas calles nuestras, generosas y afables, deambuló Milanés; en ellas recogió la visión trivial de lo uniforme y de lo vario; indagó sus tradiciones, interrogó sus leyendas y en breves crónicas solariegas, que son estampas de hondo sabor añejo, proyectó su corazón como un fanal de espirituales irradiaciones".

5.2 MANUEL ROCA CASTELLANOS

Ensayista, periodista y académico nacido en Ocaña el 19 de noviembre de 1906 y fallecido en Bogotá el 19 de septiembre de 1988.

Hizo estudios en el Colegio de José Eusebio Caro de Ocaña y en planteles de Barranquilla y Bogotá.

Participó como político en la Asamblea del Norte de Santander y la Secretaría de la Cámara de Representantes. Fue funcionario de varias empresas públicas y privadas del país, y alcalde Ocaña en 1980.

Como periodista, fue director del Fígaro, de Ocaña, y La época, de Cúcuta; colaborador de El Tiempo, El mes financiero y económico; La Prensa, de Barranquilla; La Opinión, de Cúcuta y el Heraldo americano, de Méjico.

Perteneció a varios organismos académicos de Ocaña, Norte de Santander y Bogotá.

Entre sus principales obras destacamos: La colombianización de Colombia (1935); Diez luces sobre el futuro (1936); Moral y educación (1958); Colombia y Venezuela: integración (1979); Las Ibáñez, amantes de la libertad (1987).

5.3 LUCIO PABÓN NÚÑEZ

Ensayista, crítico, periodista, político y académico. Nació en Convención el 21 de octubre de 1914 y murió en Bogotá el 19 de julio de 1988.

Hijo de Crispín Pabón y Victoria Núñez. Cursó estudios de primaria en Villacaro, de secundaria en el Colegio de José Eusebio Caro y de San Bartolomé, en Bogotá. En la Universidad Javeriana obtuvo su título de abogado, en 1943.

En Bogotá se desempeñó, entre 1937 y 1943, como bibliotecario de la Universidad Javeriana, jefe de redacción de la revista Colombia y director de la página literaria de El Siglo. Luego fue diputado y Representante a la Cámara por el Norte de Santander; diputado a la Asamblea Constituyente (1953-1957), concejal de Ocaña, gobernador del Norte de Santander, Ministro de Guerra y de Gobierno, diplomático y catedrático de varias universidades de Colombia y el exterior. Colaboró con periódicos y revistas regionales, departamentales, nacionales y extranjeras, y perteneció a las más prestigiosas academias del país, como la Colombiana de la Lengua y la Colombiana de Historia. Por sus servicios prestados a Colombia, se le otorgaron numerosas distinciones, entre ellas, la Orden de Boyacá.

Entre 1936, cuando se publicó su primer ensayo, Alberto de Mun: en torno a una vida de pensamiento y acción, y 1984, publicó 13 obras sobre literatura, crítica y política, y cerca de 20 folletos, lo cual nos indica su gran capacidad creadora y los diversos temas que dominaba con propiedad.

Destacamos, entre su numerosa producción, las siguientes obras: La tridivisión del poder público (1943); Muestras folclóricas del Norte de Santander (1952); Por la mancha de Cervantes y Quevedo (1962); Palas atenea: poetas, humanistas y políticos (1967); El libro de las prosas familiares (1984); Valores intelectuales de Ocaña: Adolfo Milanés y Luis Eduardo Páez Courvel (1982).

5.4 CIRO ALFONSO OSORIO QUINTERO

Cronista, periodista, poeta y académico. Nació en Ocaña el 9 de julio de 1915 y falleció en Barranquilla el 28 de octubre de 1991. Hijo de Temístocles Osorio y Ana Mercedes Quintero. Cursó estudios en el Colegio de José Eusebio Caro.

Entre 1938 y 1949 fue funcionario judicial, Secretario de la Prefectura, alcalde de Ocaña, diputado a la Asamblea del Norte de Santander, juez y director de Educación en Cúcuta. Posteriormente, se radicó en Barranquilla y allí ejerció el cargo de redactor del diario El Espectador, Secretario de la gobernación del Atlántico y jefe de la División Administrativa del Servicio de Salud del mismo departamento.

Como escritor se inició en los periódicos escolares del Colegio de José Eusebio Caro y en revistas y periódicos locales; fue miembro de la Academia de Historia de Ocaña y cofundador del Club del Comercio. Fundó las revistas culturales Iscaligua y Lámina.

Osorio Quintero fue también miembro de organismos académicos del Norte de Santander y el Atlántico. Colaboró con El heraldo de Barranquilla y la revista Horizontes Culturales de Bogotá.

En 1962 publicó su obra El valle de los hacaritamas, libro en el cual recoge aspectos históricos, literarios y folclóricos de su tierra natal. So obra poética se encuentra dispersa en publicaciones periódicas.

5.5 MARCO A. CARVAJALINO CABALLERO

Poeta, educador y académico. Nació en Ocaña el 13 de agosto de 1896 y falleció en la misma ciudad el 20 de marzo de 1966.

Hijo de Aurelio Carvajalino Castañeda y Guadalupe Caballero. Cursó estudios en el Colegio de la Presentación de Ocaña y en el de San Bartolomé de Bogotá.

Fue concejal, alcalde, Colector de Hacienda, Personero y Secretario de la Prefectura de Ocaña. En 1935 hizo parte del grupo fundador del Centro de Historia de Ocaña.

En la revista Hacaritama comenzó a publicar sus poemas, haciéndose conocer nacionalmente con sus famosos Sonetos de Hacarí. Como modalidad poética, cultivó el soneto con gran propiedad. Su temática recoge aspectos de la vida local, la historia, la leyenda, la familia. En ocasiones encontramos en su producción la tendencia hacia la crítica social, la cual realizó con fino humor.

En 1977 se publicó una selección de sus poemas titulada Poesías.

Observemos en el siguiente ejemplo, el estilo del autor:

DON ANTÓN

Fue don Antón García de Bonilla
Con el porte gentil de su figura,
Un seductor de clásica apostura
En los primeros tiempos de mi villa.

En laguna de clara maravilla
Trocó un raudal de indómita bravura,
Para dar a su amada, blanca y pura,
El divino solaz de una barquilla.

Refinado y fastuoso caballero,
Tuvo tierras y esclavos a porfía,
Como en el corazón rico venero,

De largueza sin par y de hidalguía;
Y aunque amante nocturno y callejero,
Sólo tuvo un amor: ¡Doña María!


5.6 JORGE PACHECO QUINTERO

Poeta, ensayista y académico nacido en Ocaña en 1911 y fallecido en Bogotá el 30 de mayo de 1982.

Hijo de Ricardo Pacheco e Isabel Quintero. Hizo estudios en el Colegio de José Eusebio Caro. En 1928 hace su primera aparición como escritor en el periódico local Pétalos; luego, en 1930, publica el semanario Hélitros. En 1935 se une a los intelectuales que fundan el Centro de Historia de Ocaña, siendo su primer secretario.

Los primeros trabajos de este autor sobre historia regional y nacional, ven la luz en la revista Hacaritama. En 1940 publica Efemérides biográfica del General Santander, y en 1943, Influencia de la masonería en la emancipación de América.

Pacheco Quintero cultivó la poesía desde su juventud, pero no fue sino hasta 1965 cuando se conoció su primera obra lírica titulada Entre sombra y espacio. Andeles; en 1966 concluye esta serie, con los volúmenes II y III, Raíz desnuda y La palabra perdida; y en 1971, la Biblioteca de Autores Ocañeros incluye en su volumen 8, Los júbilos del amor y abecedario de ausencias.

La obra de Jorge Pacheco ha sido juzgada positivamente por diversos críticos para quienes, incluso, la poesía de este autor supera la de José Eusebio Caro.

Pacheco perteneció a las Academias Colombianas de Historia y de la Lengua. Contribuyó decididamente a la construcción y dotación del actual Instituto de Cultura y Bellas Artes de Ocaña que lleva su nombre.

A manera de ejemplo, veamos dos de sus creaciones, tomadas de Entre sombra y espacio. Andeles (1965):

EL TIPLE

El tiple es un sollozo
De amor en las ventanas,
Encordado de estrellas
Y templado en el alma.
¡La noche que te cante,
te cantará con lágrimas!

ADOLFO MILANÉS

(fragmento)
(...)

Si tuvo el tierno corazón de un niño,
Y un amor y una pena;
Y si crucificaba la esperanza
En una cruz de piedra;
Si podaba el dolor, como a un rosal,
Para que floreciera;
Si se pasó la vida haciendo versos
Entre curvas y rectas;
Si curaba su angustia y su cansancio
Con agua de violetas;
Si libó los venenos de la raza
En copas de tragedia;
Si cultivó los lirios de la muerte
En una calavera;
Y si se fue una tarde de febrero
Con un plomo sembrado en la cabeza,
Adolfo Milanés
¿No iba a ser poeta?

5.7 EMMANUEL CAÑARETE MONTAÑO

Poeta, educador y académico nacido en Ocaña el 24 de diciembre de 1919 y fallecido en Bogotá el 5 de agosto de 1994.

Hijo de Juan Bautista Cañarete y Mercedes Montaño. Adelantó estudios en el Colegio de José Eusebio Caro; en Bogotá estudió Pedagogía y Administración de Empresas. Fue docente en El Carmen, Nemocón (Cund.) y en la Escuela Nacional de Comercio y el Colegio Mayor del Rosario de Bogotá.

Sus primeros versos datan de la época de estudiante, proyectándose luego en la revista Hacaritama. Colaboró con publicaciones regionales y nacionales, como Tierra nativa, de Bucaramanga, Civilización, de Barranquilla, El Tiempo, Problemática Liberal y Horizontes Culturales, de Bogotá. Fue miembro de la Academia de Historia de Ocaña y de los grupos literarios Pequeño Parnaso y el Círculo poético colombiano.

Su modalidad poética fue el soneto y sus temas: el amor, la mujer, su tierra, la vida cotidiana, la sensualidad.

Obras: Dados rojos (1977) y Los pasos vividos (1987).

De su última producción, apreciemos la siguiente muestra:

COLEGIALA

Me embelesa su marcha cadenciosa,
Con sus libros al brazo, quinceañera;
Y percibo feliz su primavera
Si al mirarla su piel se vuelve rosa.

Me fascina su estampa tan airosa,
Con melena de sueños, a la espera
De un hada juguetona que la quiera,
La llame reina o la proclame diosa.

Va luciendo su pie, por la sandalia;
Con la sonrisa al sol, como una dalia;
Con sus encantos, todavía pequeños.

Ella pasa integrando la mañana
Y me asomo curioso a la ventana
De su mundo, sus libros y sus sueños.

5.8 MIGUEL ANGEL QUINTERO PACHECO

Poeta. Nació en Ocaña el 25 de mayo de 1919 y falleció en Bogotá el 4 de agosto de 1989.

Hijo de Martín Quintero Rodríguez y Esther Pacheco de Quintero. Ocupó la alcaldía de su tierra natal.

De formación autodidacta. Quintero Pacheco se caracterizó por su poca pero bien lograda producción, donde prima la sencillez y la espontaneidad en el lenguaje. Fue autor de los versos del bambuco Ocañerita, cuya música corresponde al maestro Rafael Contreras Navarro.

Obra: Poesías (Bogotá, 1988)

TURBULENCIA

Va lamiendo el agua turbia
Los barrancos de mi estancia,
Mientras canto yo mis penas
Con mi vieja y fiel guitarra.

Yo dejé, cuando era mozo,
Una novia provinciana
Prendida en la cordillera
Y en dos peñascos del alma.

Cuando pasan las canoas,
Con alas de canalete,
Quisiera que hubiera un río
Con dirección al oriente.

¡Hiere, boga, la corriente!
Hiere, boga, el agua turbia
Y recoge en tu atarraya
Mis penas y mis angustias

5.9 FELIPE ANTONIO MOLINA

Novelista, ensayista y periodista. Nació en Ocaña el 9 de octubre de 1919 y falleció en Miami, USA, el 15 de febrero de 1970.

Estudió en el Colegio de José Eusebio Caro, el Biffi de Barranquilla y en el de San Bartolomé de Bogotá, graduándose de bachiller en éste último. Se recibió como abogado en los Estados Unidos, titulándose también como economista y financista.

Fue secretario privado del doctor Laureano Gómez, funcionario de varias empresas comerciales, consejero de entidades públicas, diplomático y periodista de El Tiempo, El País, Diario del Pacífico, de Cali, y otros medios escritos. Organizó la publicación de la colección literaria Biblioteca Aldeana de la Biblioteca Nacional. Ocupó también la dirección de la Sección Cinematográfica del Ministerio de Educación. Perteneció a varios organismos académicos del país y del exterior.

Su obra como periodista y novelista es reconocida nacionalmente.

Obras: Las proyecciones sindicalistas (1933); Laureano Gómez, historia de una rebeldía (1940); Días sin fecha (1964); Muros de la ciudad (novela, 1935).

5.10 CHELA GRACÍA NÚÑEZ

Novelista y cuentista nacida en Ocaña en 1925.

Hija de José Manuel García Padilla y Felisa Núñez. Esta exponente femenina de nuestras letras sólo ha publicado la novela Ayer (1961), obra con la cual ingresó a la historia de las letras regionales con bastante éxito. Sobre este libro se han emitido conceptos favorables por parte de críticos como Luis Eduardo Nieto Caballero, Lucio Pabón Núñez y Ciro A. Osorio Quintero.